hago una pausa en las críticas semanales, para dar a conocer un libro--Revoluciones que no fueron-- que quizá no tenga los méritos para estar aquí. En todo caso, el autor me lo ha pedido y no he podido desconocerlo. Vale la pena afirmar que se trata de un libro por salir (uno cualesquiera de estos días).
Además, la próxima semana no habrá crítica, para pensar el comienzo del nuevo año.
Los mejores deseos para todas y todos
Simón Griphius, Nairobi.
Además, la próxima semana no habrá crítica, para pensar el comienzo del nuevo año.
Los mejores deseos para todas y todos
Simón Griphius, Nairobi.
Revoluciones que no fueron es una lectura
amplia, documentada y lúcida de las relaciones entre arte y política en Chile y
Ecuador durante la década del 20 y 30. En la interpretación de este periodo, marcado por una gran productividad literaria,
álgidas tensiones sociales y proyectos de transformación política
revolucionarios, cabe plantear algunas preguntas: ¿es posible desarticular un
pensamiento dialéctico sobre la producción literaria que supere la oposición entre realismo y
vanguardia?, ¿parece necesario repensar
las relaciones entre autonomía estética e historia política en el contexto
latinoamericano? y, finalmente ¿será pertinente delinear ciertas trayectorias
que integren los discursos del arte y los discurso políticos en un tiempo de álgidas
disputas ideológicas? Este libro responde afirmativamente a estas preguntas. A
partir de una acusiosa investigación literaria e histórica que reúne una
diversidad de documentos y materiales de prensa junto al análisis textual de
novelas y poemarios, Daniel Noemi interpreta, en un contexto de crisis radical,
las correlaciones entre el discurso político y el artístico focalizando el
debate entre las vanguardias artísticas, las retóricas revolucionarias y las performances políticas. A lo largo del
libro, se leen de manera integrada las polémicas entre escritura de vanguardia
y tradicionalismo (Emar, de Rokha, Pablo Palacios), las revistas de vanguardias
(con énfasis en la Revista Hélice), los discursos de la Revolución Juliana y
las performance políticas de la República Socialista (con especial atención a
Marmeduke Grove) y la producción del realismo social en Ecuador y Chile ( el
Grupo Guayaquil, de la Cuadra, Alberto Romero, Nicomedes Guzmán), entre otros.
El autor continua la propuesta teórica
planteada en su libro “Leer la pobreza en América Latina: literatura y
velocidad” al enfatizar la necesidad de superación de las interpretaciones literarias
cerradas y estáticas en pos de una lectura de los procesos literarios e
históricos en su tensiones temporales y espaciales, bajo su carácter movimiento
y trayectoria.
El libro anticipa -mirando hacia atrás- un
posición crítica, revolucionada en su propio ejercicio, y asume el riesgo de repensar los límites entre “la estetización de la política” y “la politización de la estética”. En su
cuestionamiento a esta dicotomía, prefigura un espacio “más allá” donde leer
arte y política en una vasta zona de mutuas implicancias en la cual “otra”
política pulsa por emerger.
María Teresa Johansson
* * *
Revoluciones que no fueron es un libro que nace de la lucha contra el final de la historia y se piensa en y contra la finitud del arte y la política. Para ello el autor no se conforma con declarar su oposición a semejantes clausuras del significado sino que, fiel a cierta estela benjaminiana en América Latina, tensa al máximo la oposición entre arte y política, vanguardia y realismo, estética e ideología, tradición y ruptura para sembrar todas estas categorías de nuevas potencialidades nacidas de sus contradicciones irresolubles. Ni politizar el arte ni estetizar la política, Noemi Voinmaa propone volver al archivo de los años treinta en Ecuador y Chile para leer el discurso político como performance artística y el arte y la literatura como discursos políticos. La paradoja fundamental de este libro vigoroso y original consiste pues en proponer una lectura del presente fundada en todas las contradicciones y tensiones de los años veinte y treinta en Chile y Ecuador; habitar la aporía y los antagonismos de las modernidades latinoamericanas como promesa de otro tiempo, y otro espacio todavía por-venir.
Luis Martín-Cabrera
* * *
Bajo los sólidos auspicios de Adorno, Benjamin, también
Mariátegui y otros pensadores latinoamericanos, Daniel Noemi escribe un libro
capital que ilustra, en lo más profundo
de su razón de ser, la relación del arte
y la política. Las oposiciones vanguardia
y realismo, le sirven al lúcido
ensayista, para mostrarnos las matrices
estéticas, políticas, y hasta económicas, que compartieron dos países con muchas cosas en
común: Chile y Ecuador. Y en un período clave: las décadas del 20 y 30. Ese trasfondo histórico es el lugar
geométrico de tales matrices. En el plano de las analogías, más que en el de
las coincidencias directas, este libro formidable , que rompe, entre muchas
otras rupturas, la mirada estrecha centrada en las literaturas nacionales, llega
a explorar con minucia, en un más allá
de lo evidente, el febril marco político −en el sentido mayor del término−, en
el que ocurrieron debates apasionados, literaturas emblemáticas, posturas
ideológicas beligerantes, intercambios entre intelectuales −chilenos y
ecuatorianos que, de paso, se conocían bien− entrampados, unos y otros, en
escuelas enemigas, la vanguardia y el
realismo; escuelas que no siempre pudieron
explicar muy bien, inmersos como estaban, en el fragor de un mundo en crisis.
Hechos capitales como las revoluciones "fallidas" de Chile del 1924 y
de Ecuador de 1925; la República socialista chilena y la guerra civil ecuatoriana
“de los cuatro días”, en 1932; la irrupción de políticos como Grove y Velasco
Ibarra; el esplendor, en cada país, de sus literaturas de los años 30 y 40, son
exhaustivamente estudiados por Daniel Noemi (y su investigación bibliográfica
es impresionante) para mostrarnos, una vez más, la politización de la
literatura, pero también la estetización de la política.
Con la fuerza del historiador y del crítico,
Daniel Noemi, no le teme a las grandes extrapolaciones ni a las propuestas
cruciales que, a veces, como en los viejos tiempos, cierta crítica elude. Este
libro lo consagra, más allá del académico que es, como uno de los nuevos
pensadores latinoamericanos ya imprescindibles.
Abdón
Ubidia